sábado, 19 de noviembre de 2016

A 45 años de distancia



Este es un homenaje a mis compañeros de Generación, al cumplir 45 años de servicio.
Gracias por haber estado conmigo.


RESEÑA DE LOS INTEGRANTES DE LA GENERACIÓN 1966-1971.

“GRACIAS ALMA MÁTER”

Fue en los años sesentas, cuando un nutrido grupo de adolescentes, varios, niños aún, entusiasmados acudimos al examen de admisión para la conquista de un espacio en aquella venerable institución. Grande fue la satisfacción al revisar los listados de alumnos admitidos, encontramos nuestro nombre, ¡qué felicidad!, nuestros acompañantes: mamá, papá o hermanos, sabían de nuestra emoción y compartieron ese instante con lágrimas y risas: esto fue apenas el principio.
Una vez instalados en el que sería nuestro hogar durante seis años, empezamos la experiencia más maravillosa que el destino nos había deparado. Unos nostálgicos por la separación del hogar, otros ansiosos por abrevar de aquellas aulas las mieles del conocimiento y el saber, y los más, ecuánimes ante el reto que ahí se presentaba.
Fueron los primeros días que marcaron nuestras vidas, unos por la experiencia de la novatada, pelones por ser ese el ritual de iniciación, y el clásico apodo, que hasta la fecha nos identifica. Así también ubicarse con el compañero, con quien compartiríamos habitación durante futuros años.
Vinieron ahora nuestros primeros pasos: reconocer las instalaciones, identificar a los mentores, conocer al personal de oficina: Don Víctor, la Sra, Chelito, etc., al médico escolar, las enfermeras: Teodora y Juanita, al personal de lavandería, al velador y todos los que habrían de ser parte de nuestra formación.
Entrando en confianza, nos acostumbramos al horario de trabajo: levantarse muy temprano, nuestra primera hora de clase, muchos puntualitos y otros, todavía chelones, corriendo para el salón, después de las primeras horas de clase, acudir al comedor, a formarse llevando un plato, una cuchara y tu vasote de alumnio para recibir tu ración, que nostalgia.
Llegó un momento histórico para nuestra honorable Generación: en el año 1969, sucedió el cambio de escuela para algunos estudiantes, chiapanecos que fueron trasladados a Reyes Mantecón, Oaxaca y oaxaqueños que fueron enviados a Chiapas, en ese intercambio nuestro grupo se fortaleció con la llegada de nuestros hermanos procedentes del vecino estado con quienes nos integramos de inmediato y logramos ser un grupo ejemplar.
Al transcurrir el tiempo, empezaron a destacar los aplicados, que no fallaban a la hora de estudio dirigido, quienes obtenían las más altas calificaciones, otros que se distinguieron por su oratoria, declamadores, cantantes muy distinguidos y unos, en especial, los clásicos relajistas, que  nos hacían pasar momentos muy amenos.
Aquí vamos a mencionar a los deportistas destacados, ya que por sus méritos fueron seleccionados para participar como representantes de la institución: futbolistas: Humberto Juárez Ruiz, Raúl Chacón, Belisario González, Miguel Ángel Hernández, Gustavo García, Efraín Castillejos, Ramiro Zamora, Martín García, Rafael “El chueco”, basquetbolistas: Cirilo Salvador Domínguez, Otilio Gómez, Felipe Gómez, Jesús Estudillo, Antonio del Puerto, Aníbal Hernández, Víctor Manuel Laflor; beisbolistas: Esteban Vazquez, Manuel de Jesús Yáñez, Santiago Uc Ac, Romeo Santiago, nadadores: Romeo Santiago, Manuel de Jesús Yáñez, atletas: Carlos Herrera Foster, Filiberto López Pérez , etc
También vamos a mencionar a los que destacaron en Poesía, Declamación, Oratoria: Felipe de Jesús Pérez Balcázar, Bissael Pimentel Avendaño, Rubén Gómez Parada, y no podían faltar nuestros queridos e inolvidables artistas: Jacinto Hugo Suárez Domínguez, Juan Barrera Matías, Víctor Manuel Rodríguez Hidalgo, Raúl Chacón, entre otros.https://www.facebook.com/belisario.gonzalezlopez.
Durante esos años se gestaba también la transformación social y política del país, aquellos estudiantes que serían los futuros mentores de la sociedad participaban de los acontecimientos sociales que cambiarían el rumbo de los mexicanos.
Quien no recuerda los momentos de expectativa cuando teníamos que asistir a las prácticas pedagógicas, unos cerca otros lejos, pero con la ilusión de dar nuestros primeros pasos en la tarea de enseñar a nuestros niños.
Aquellos aguiluchos, más tarde convertidos en jóvenes promesas, fueron adquiriendo experiencia, fortaleza para emprender el vuelo, ese viaje que el destino nos había deparado. 

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